A quien te pegue, pégale


Si alguien te lastima: ¿Te vengas o perdonas?

Hay una venganza sana y hay un perdón dañino.
La venganza sana es compensación y reparación del daño.

Si te das cuenta es otro modo de llamarle a la justicia, dándole  a cada quien lo que se merece.
Al que comete un delito se le sanciona, no se le otorga el perdón.
Si una sociedad sólo perdonara estaría atentando contra sí misma,
pues cualquiera robaría, mataría, dañaría… ¡Total! ¡Aquí siempre te perdonan!

En una ocasión un hombre atentó contra la vida del papa Juan Pablo II…
El Papa lo perdonó y luego lo visitó en la cárcel,
pero el agresor siguió preso hasta cumplir su sentencia.

A la larga, si sólo perdonas a los que te agreden,
les estás dando el permiso para hacerlo de nuevo.
Gandhi decía que una persona que no defiende sus derechos,
su integridad y a los suyos es un cobarde, no un pacifista.

Si te pegan, responde defendiéndote.

 Usando una referencia cristiana: Cuando a Jesús lo golpeó un soldado,
Jesús le reclamó: “Si he hablado mal, muéstrame en qué,
pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?”, (Juan, 18, 23)
¿y te acuerdas cuando sacó a los vendedores del templo?  (Marcos 11, 15-19).
Jesús amaba al otro amándose a sí mismo, es decir, defendiendo su propia integridad como persona.

Recuérdalo: Perdonar no es aguantar.

Como te darás cuenta, ya estoy mostrándote por dónde va el perdón dañino.
Soportar el insulto y la agresión bajo el disfraz de que eres bueno y siempre perdonas,
te hace cobarde y chantajista, pues quien se tira al piso para que lo pisen o levanten, es un manipulador.

¿Cuál es la trampa?
El que perdona se coloca por encima del perdonado,
pasando así de víctima a victimario.

Entonces, ¿Hay un perdón sano?

Sí; cuando perdonas más allá de ser tú el bueno y el otro el malo.

Aquí, el propósito fundamental es sanar,
recuperar tu equilibrio y tu armonía,
limpiar y cerrar tu herida, porque eso te trae paz.

 

El beneficiario de que perdones, eres tú mismo.

Si la otra persona cambia o no cambia ese es su problema.
En este sentido, el perdón es terapéutico
pues te educa en la autoestima, la motivación, la asertividad y la resiliencia ;
es decir, en el amor a ti mismo y a los demás.

Entonces ya lo sabes:
«A quien te pegue, pégale» significa defenderte ante el peligro y la agresión,
es simple y llanamente instinto de conservación, elemental sobrevivencia,
tu sobrevivencia,
pues como lo aprendí hace muchos años, la paz es fruto de la justicia,
no llega solita, es la consecuencia de un equilibrio entre dar y tomar,
es la verdadera revolución del amor.

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Jesús Piña
Invierte en tu Vida


2 respuestas a “A quien te pegue, pégale”

  1. mas que enrriquecedor,gracias por compartirme esta enseñanza,tengo tanto que aprender,y yo ansiosa de hacerlo corectamente,dificil.lo se.De nuevo gracias y saludos.

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