Mi hija crece…
La contemplo ahí, paradita junto al sillón, contando sus estampitas de Toy Story 3
aún con esa mirada de niña que le conozco desde bebé,
mirada ingenua, profunda, de una sabiduría ancestral;
pero con su cuerpecito transformándose en una mujer incipiente.
Mi hija crece…
Y aún sabiendo que es ley de vida, y aún consciente que mi tarea es darle herramientas para lograrlo,
algo en mí se quiebra,
como si un rayo disolviera mi espejismo de la inmovilidad infantil.
Mi hija crece…
Y una fuerza muy grande me empuja a reunir recursos de donde sea para llevarla a Disney
antes de que su mirada sea de puberta y no de niña.
Tal vez por eso me conmovió la película de Toy Story 3:
Andy deja a Woody y a Buzz para jugar con el destino.
Mi hija crece…
¡Me acordé de mi mamá! ¿Habrá sentido lo mismo cuando yo dejé mi bicicleta y la cambié por una guitarra?
¿Cuando ya me aburría estar en las comidas de los domingos y prefería salirme con mis amigos?
A esa edad no me preocupaba el corazón de mi madre, sólo mi independencia.
Mi hija crece…
¡Y apenas va a cumplir diez años! ¡Hoy los niños cambian muy rápido!
Traen un chip genético muy acelerado.
Yo a los diez jugaba con mi hermano a construir castillos en la sala acarreando sillas y cobijas.
Hoy mi hija juega con su Wii y se divierte en la tele con Hanna Montana, Drake & Josh, o iCarly.
Mi hija crece…
Es hora de practicar lo que en conferencias he dicho: «Los padres dan, los hijos toman»,
y toman de uno todo lo que llevarán en su mochila existencial,
donde la mochila preanuncia el viaje de su propio destino.
Mi hija crece…
¿Y por qué me duele si es justamente el éxito natural de tantos esfuerzos como papás?
Tal vez sea porque ya nos necesitan menos,
dejamos de ser indispensables,
es el derrumbe de los dioses
y ahora somos tan sólo un hombre y una mujer comunes.
Mi hija crece…
Cuando la recojo de la escuela
veo su estatura rebasando a muchos niñitos kindergardianos,
y cuando ella se acerca a mí, me llega casi a los hombros,
hoy todavía le gusta que la abrace un poquito al saludarla.
Mi hija crece…
Y aún con el corazón apachurrado, le deseo el mayor de los éxitos en la construcción de su autonomía,
esa donde ella sea la dueña de su propio destino y se mueva por sí misma.
Donde mi alma verdaderamente la respete cuando ella me diga:
«Papá: Ya puedo sola».
Mi hija crece…
Y busco y rebusco en mis archivos la palabra sabia, la frase correcta, la emoción adecuada para aceptar su crecimiento.
Así que guardo silencio, cierro mis ojos, extiendo mi mano y viendo su carita le digo:
¡Toma mi bendición hija mía
Para mí está bien que crezcas!
Jesús Piña
Invierte en tu Vida
Comentarios:
Una vez más, gracias por tu generosidad al compartir sentimientos tan profundos.
Te felicito por esa sensibilidad y ese cuidado y atencion para tu hija,me dejas ver tu alma
en tus comentarios y ese gran amor que sentimos por nuestros hijos.
Te envio un cariñoso abrazo.
Maru
Soy Roxana Medina de posgrado de trabajo social. Me llego por referencia, el mensaje dirigido a tu hija y quiero compartirte que he utilizado tus palabras para definir mis sentimientos para con mi hijo, que cumplio seis años y esta por ingresar a primaria, una nueva etapa!! Que da emocion y miedo. Ojala podamos compartir experiencias.
Un abrazo!!!!!
Saludos.
2 respuestas a “Mi hija crece”
Mis hijos son adultos ya y siempre en mi corazón son mis bebés,recordar tantas anécdotas de su infancia es una delicia,sus éxitos o sus fracasos,sus alegrías o tristezas son mías también,me encanta decirles que soy su fan numero 1,que siempre estoy sentada en primera fila observando sus logros y animándolos a intentarlo de nuevo,soy su porrista oficial y tengo la gran fortuna de ser abuela y mi nieta es mi maestra,me recuerda lo maravilloso que es ser niño y la disfruto mucho más que a mis hijos,la responsabilidad ya no es mía,apoyo a mi hija en su educación bajo sus reglas y me doy el gusto de mimarla,porque en casa de abuela se valen muchas cosas.
Gracias Nelly por tu testimonio!
Eres una mamá muy amorosa!
Un abrazo!