«La melancolía es la felicidad de estar triste.»
Víctor Hugo.
Cuando desperté, ya no estaba mi mamá….
I.
«Oye tía, ¿a dónde fue mi mamá?» –preguntó Pepe, un niño de 3 años con la angustia reflejada en sus ojos diminutos.
«Tu mami fue a llevar a tu hermanita al cielo mi amor» –fue la respuesta de una jovencita de dieciséis años convertida en improvisada niñera.
«¿Se murió mi hermanita? ¡Mmm! ¿Y por eso tuvo qué irse mi mamá? ¡Yo también quiero irme al cielo para que me acompañe mi mamá!» –dijo el niño en un tono de enojo, reclamo y miedo, mientras su tía guardaba silencio y abrazaba al niño en medio de su frustración.
II.
«Oye tía, ¿a dónde fue mi mamá?» –cuestionó otro día el pequeño Pepe.
«Tu mami está en el hospital cuidando a tu hermanito, mi amor» –respondió inquieta la joven tía.
«¿Mi hermanito vive en el hospital? Nunca lo he visto en la casa.» –dijo Pepe.
«Es que tu hermano ha estado enfermo y los doctores necesitan cuidarlo para que se alivie» –dijo la joven.
«¿Y por qué yo no puedo ir? ¡Ya sé! ¡Si me enfermo, mi mamá estará conmigo también!» –contestó molesto.
«¡No pienses esas cosas Pepe! Ya pronto volverá tu mami. Yo voy a hablar con ella, mejor vete a ver la tele.» –replicó la tía.
III.
«Oye tía, ¿a dónde fue mi mamá?» –dijo Pepe meses y meses después de repetir la misma pregunta.
«Tu mami está arreglando unos papeles de adultos, mi amor» –contestó su tía esperando que con eso el niño se calmara.
«Siempre que no quieren que me entere de algo, dicen que es cosa de adultos, ¡y eso no me gusta!» –exclamó Pepe.
«¡Es que no lo entenderías!» –dijo enojada su tía.
«¡Cómo me gustaría crecer muy rápido y ya ser grande para acompañar a mi mami en sus cosas de adultos!» –reclamó el niño llorando…
José despertó agitado de su sueño pletórico de recuerdos infantiles, de un tiempo muy antiguo cuando su tía lo cuidaba mientras su madre andaba atrapada en su propio laberinto, con la muerte de una hija, la enfermedad del más chico, el duelo por la muerte de su padre y los trámites de su divorcio.
Igual que de niño, cuando José despertó, su mami no estaba ahí. Sin embargo, ese día se arregló, tomó una taza de café y echó a andar a casa de su madre. La encontró sentada, en la misma silla de siempre, pintando una cerámica y hablando de sus dolencias y visitas al doctor; José se acercó a ella despacito y le dijo desde su corazón de niño: “¿Me abrazas mami?”
«Si el miedo y la tristeza se prolongan, es melancolía»
Hipócrates
Jesús Piña
Invierte en tu Vida
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Comentarios:
saludos
Gracias Jesús por permitirme compartir ésto.
Agradezco a Dios por tener a mi Madre con nosotros.
Agradezco a Dios por tener a mi Madre con nosotros.
Te envio un abrazo amigo.
Alguna vez pasaba por un prolngado periodo de melancolia y me recomendaron un libro al respecto que se llama «La ignorancia» de Milan Kundera. Me gusto y me sirvio.
Gracias Jesus por seguir escribiendo
Saludos
VIENEN A MI MENTE LOS RECUERDOS DE MI INFANCIA,PERO UNO DEBE MADURAR Y TOMAR COMO CIMIENTO EL PASADO PARA AHORA CONSTRUIR UN PRESENTE. NO SE PUEDE VIVIR DE RECUERDOS. GRACIAS Y FELICIDADES POR TU NUEVA PÁGINA.
Es sólo MELANCOLÍA 😐 Extraño a mi mamá desde siempre.