Había una vez dos hermanos: Alejandro el mayor y Benjamín el pequeño. Desde niños eran muy unidos, y aunque llegaban a pelear entre ellos, el amor que se tenían era más grande.
En una ocasión, siendo ya jóvenes, salieron de una fiesta en la madrugada y subieron a su auto. Alejandro era el conductor designado y Benjamín su copiloto. Esa noche los dos hermanos tuvieron un accidente al ser embestidos por un tráiler. Benjamín murió al instante y Alejandro sobrevivió. Curiosamente su madre había muerto de un modo similar seis años atrás.
A partir de ese momento todo cambió. Alejandro sintió culpa de estar vivo. Desertó de la universidad, comenzó a beber, cortó con su novia y cayó en una profunda depresión semejante a un oscuro y tenebroso túnel sin salida.
Una noche, mientras estaba tirado en la calle en medio de una brutal borrachera, entre despierto y dormido se le apareció Benjamín y le dijo: “Lo hice por mamá”. Alejandro no comprendía las palabras de su hermano, antes bien, entró en cólera y pensó: “¡Qué estupidez! Creer que hay un vínculo entre el accidente, la muerte de mi hermano y ofrecerlo por mamá.” Y si bien tenía dudas sobre la autenticidad de la aparición, consideraba que, aún si eso fuera cierto, se trataría de un sacrificio inútil. El destino de su madre sólo podía tomarlo ella misma, nadie más.
Otra ocasión, en medio de un recóndito sueño, se le volvió a aparecer Benjamín y le dijo: “Querido hermano: Tienes razón al afirmar que cada quien debe responder por su propia vida. Por eso te pido que no me sigas, tu sacrificio no me devolverá al mundo de los vivos. Te pido que honres mi destino, asintiendo con amor tu destino.”
Alejandro despertó inmediatamente, pero sólo halló la serenidad nocturna de su cuarto. Sin embargo, algo ocurrió en su alma pues a partir de ese momento volvió a retomar su vida. Y cuando las fuerzas disminuían en su ánimo, el recuerdo de su hermano lo revitalizaba mientras repetía en su corazón: “Benjamín, amado hermano, en tu honor, haré grandes cosas con mi vida.”
A mi hermanita Aída Guadalupe
In memoriam
Jesús Piña
Invierte en tu Vida
Comentario de: Claudia Gaytán [Visitante]