Te platicaré la historia de la primera mujer de Adán: Lilith.
“En el principio de los tiempos, aún antes del Génesis, cuentan los ancianos que existía el Paraíso Terrenal. Ahí vivían en su inocencia Adán y Lilith. Él quería que ella lo obedeciera y cumpliera sus deseos. Ella le dijo: “Somos iguales”. Adán entró en cólera y la expulsó del Paraíso. Entonces pidió a su Creador que le diera una buena mujer y recibió a Eva.
Mientras tanto, Lilith juró vengarse de Adán. Ella recorrió el mundo seduciendo varones, consumando el sexo con ellos y matándolos al final. Y los hijos que nacían de esos trágicos encuentros, se volvían cómplices de su venganza. Sin embargo, Lilith no estaba satisfecha, así que retornó al Paraíso Perdido convertida en serpiente, sedujo a Eva y la convenció de comer el fruto prohibido, quien a su vez, sedujo a Adán para caer en la tentación y terminar excluidos de la placenta originaria.”
La mujer buena y la mujer mala frente al hombre bueno y malo a la vez. Dilema de muchas mujeres donde todos (as) salimos perdiendo. A final de cuentas, hombres y mujeres nos encontramos a las afueras del Paraíso, suspirando y deseando que algo pase para regresar a él. Aquí me gustaría preguntarle a las mujeres: ¿Cuántas veces te has sentido dividida entre ser dócil y ser cruel con el hombre? Es como si Eva y Lilith compartieran –o se pelearan- por las riendas de tu alma.
Y entonces, llegó el romanticismo europeo del siglo XVIII y nos vendió un gran invento: el matrimonio por amor. Porque has de saber que antes de esa época, el amor, el sexo y el matrimonio eran realidades independientes. Cada una existía por su cuenta y a nadie se le ocurría mezclarlas. Y hasta hace muy poco, crecimos convencidos (as) de que todos los que se casan, deben estar enamorados. De este modo, la mujer buena está adentro y la mujer mala está fuera del matrimonio. Y los varones nos acomodamos convenencieramente a las dos mujeres…
Es el año 2009, un tiempo donde los sólidos principios del amor de pareja que funcionaron para nuestros padres, abuelos y ancestros, se han desvanecido en el aire de un planeta donde hay numerosos modos de ser mujer y múltiples maneras de ser hombre. Y a ti, y a mí, y a nosotros(as) nos ha tocado protagonizarlo. ¿Qué te parece el reto? Somos los pioneros del amor del futuro.
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Jesús Piña
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