LA BODA
Desde muy niña, Susana aprendió que la boda es el día más importante para una mujer...
Se lo habían dicho su abuela, su madre, sus hermanas, sus tías, sus amigas, las maestras, las revistas, las telenovelas y las películas. La mitad de la humanidad no podía estar equivocada y menos en estos tiempos de tanto desarrollo para la mujer moderna. Hoy, ¡por fin! A sus 27 años ingresaba al selecto club de las casadas. Hoy era su boda!
Todo debía estar perfecto: Lista de invitados, vestido de novia, salón y banquete, mesa de regalos, el ramo, la iglesia, el tocado, las copas, los meseros, el lazo, las arras, los anillos, el arroz, las damas de compañía, los padrinos, los pajecitos, las flores, la fotografía y el video, las invitaciones y los recuerditos, la luna de miel, el pastel, la despedida de soltera, y hasta se había aprendido "Los 10 tips para involucrar a tu novio en la boda"
Marcos, -el novio de Susana-, era el hombre ideal para cualquier mujer: muuuy guapo, inteligente, con un súper puesto en un Corporativo de Santa Fe, tierno, sencillo, de buena familia, platicador, buen amante, responsable, de linda sonrisa, pero sobretodo un hombre fiel y amoroso.
¿Qué más podía pedirle Susana a la vida? ¡Bueno, sí! Formar una bonita familia. Pero eso vendría más adelante, todo como debe ser, ahorita lo principal radicaba en la boda.
¡Esa noche todo salió perfecto!, -no es cierto, corrijo-, salió casi perfecto, pues su madre no quiso ir a la boda para evitarse el encuentro con su ex marido...
¡El amor sí existe y es para siempre!, -es lo que ella creía. Susana era la radiante evidencia. Incluso varias de sus amigas le pidieron su consejo para alcanzar tanta dicha; y mientras esperaban su turno en el baño de mujeres, Susana les compartió: La clave está en buscar con fe, ¡busca siempre lo que quieres!, ¡Ese hombre ideal y perfecto sí existe! Está ahí en el mundo esperando encontrarse contigo, o más bien él también te está buscando a ti. Es tu alma gemela y un día sus almas se unirán para siempre. ¡No te rindas que al final tu lucha por el amor rendirá sus frutos! -concluyó Susana provocando que sus amigas lloraran emocionadas...
Susana y Marcos descansaban en la arena disfrutando de una puesta de sol en el cuarto día de su luna de miel. Ambos estaban en un agradable silencio que Marcos rompió con fina dulzura cuando le preguntó a Susana: "¿Eres feliz mi amor?" "¡Sí, mucho! ¡Y sé que así será para siempre!" -respondió ella mientras lo acariciaba en su mejilla. Volvieron a guardar silencio y a gozar del mar inmenso frente a sus ojos. Y mientras Marcos le daba un sorbo a su cerveza, algo muy grande ocurría en el corazón de Susana al recordar las palabras de su padre, -un hombre de 62 años felizmente divorciado-, la víspera de su casamiento:
"Querida hija: La boda dura un día, pero el matrimonio, ¡ah el matrimonio! será hasta que LA MUERTE DEL AMOR los separe. Y pase lo que pase entre ustedes dos, lo que suceda estará bien, pues hoy estás viendo el mundo con tu mirada de niña y como niña suceden las cosas, pero algún día lo verás con ojos de mujer."
Y al tiempo que bebía su Daikirí de fresa, miraba el mar y se embelesaba en sus recuerdos, Susana se remontó a su infancia, cuando jugaba con su Barbie y con su Ken a la casita y soñaba que algún día se encontraría con su príncipe azul... Jesús Piña
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