HONESTIDAD
La confianza en ti mismo es el primer secreto de la honestidad.
PRIMER ACTO
Mi auto es rechazado en la verificación vehicular, aún cuando es un modelo nuevo y por la mañana salió de su servicio y afinación en la Agencia donde lo compré.
El auto delante del mío, un Renault 1996 sí aprueba la verificación, mientras escurre agua del motor y sale humo del cofre. La encargada le dice al dueño que NO abra el cofre del auto.
Según el diagnóstico del Verificentro, mi carro tenía un CO2 de 2.87 (el límite máximo es de 2.50)
SEGUNDO ACTO
En ese momento me regreso a la Agencia Ford Alden Condesa, para hacer mi reclamo.
En mi presencia escanean el motor de mi carro, lo revisan y me dicen que está en perfectas condiciones.
Más que afinado, el auto está como recién salido de la fábrica.
TERCER ACTO
Por la tarde vuelvo al Verificentro No. 9081, y ya en el segundo intento mi carro mágicamente
SÍ APRUEBA la verificación con un CO2 de 0.02
Wow! Pasó de 2.85 a 0.02 de CO2, sin haberle hecho nada.
Casi diría que fue un milagro, pero algo me dice que no es así.
La mamá de mi hija me cuenta que en ese mismo Verificentro le colocaron una calcomanía falsa
y tuvo que pagar multa por verificación extemporánea.
Además, ya antes había sido clausurado el Verificentro ubicado en Río Mixcoac 343, casi esquina Av. Universidad. En la Ciudad de México.
Nunca más volveré ahí. Desconfío de ellos…
Yo soy el creador de la realidad que vivo.
Así que aprendo mucho de mi experiencia en el Verificentro y me cuestiono:
¿De qué parte soy responsable para que esto suceda?
Y ¿Qué me corresponde hacer para que esto sea diferente?
Yo soy el creador de la realidad que vivo…
Si va a ser distinto, depende de mí.
¿PARA QUÉ SER HONESTO?
Poco antes de mi molesta experiencia con la verificación vehicular,
fui a pagar el trámite a la Caja del Verificentro y la cajera me entregó $500 de más.
Se equivocó. En ese instante pensé «¿Me lo quedo o lo devuelvo?».
Elegí devolverlo…
Hoy por la tarde, fui con mi hija y su hermanito a jugar boliche.
En el Bolerama Narvarte, el mesero olvidó cobrarme $400 en mi consumo de alimentos.
En ese instante pensé: ¿Me lo quedo o lo devuelvo?
Elegí devolverlo…
La tentación de seguir la corriente fue muy grande!
Sin embargo, NO SOY HONESTO PORQUE SEA BUENO,
ni porque me OBLIGUEN,
eso no me importa.
Soy honesto porque QUIERO CONFIAR en el otro
y que el otro confíe en mí.
Eso me desafía a confiar en mí mismo.
Soy un animal social:
SI VA A SER DIFERENTE, DEPENDE DE MÍ…
PD: Mi hija me dijo: «¿Entonces fue por lástima de que se lo cobraran?».
«Sí»,-le respondí.
Por lástima y porque quiero un mundo donde predomine la CONFIANZA.
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Jesús Piña
Invierte en tu Vida