Dar y Tomar


Un día me emocioné mucho con una película “The Secret”. Ahí te afirmaban que la mente crea la riqueza y había qué visualizarla. Así que muy obediente, tomé un cheque, le puse mi nombre y la cantidad de 85 millones de pesos, lo pegué en el techo de mi recámara y cada mañana despertaba imaginando que me llegaría ese dinero.

Entonces transcurrieron cuatro largos meses… ¡y no sucedió nada! ¡Pero si en la película el protagonista recibía su millón de dólares! ¡Cómo era posible que yo no! Algo estaba haciendo mal. Así pues, bajé el cheque, lo rompí y me puse a trabajar. ¿Te das cuenta? Mi conducta había sido la de un niño de cuatro años esperando a los Reyes Magos… pero sin fe y sin esfuerzo.

En otro momento de mi vida surgió la invitación para un viaje a Canadá. Los recursos eran escasos, pero el maestro que nos dirigía nos explicó: Pongan su intención y lo demás se dará por añadidura. Confiamos en sus palabras, le dimos un pequeño anticipo y durante los siguientes tres meses fuimos trabajando, ahorrando y de muchos lados fue fluyendo lentamente el dinero hasta completarlo. Fue uno de los mejores viajes de mi vida. Dice un refrán: A Dios rogando y con el mazo dando. Míralo también de esta forma: Pon tu intención y haz lo que te toca.

Disfruta de todo y no te apegues a nada

Una amiga de la Universidad, -Gaby Millán-, me enseñó a tener una actitud emprendedora, ella fue la que me sugirió abrir una página web; sin su ayuda Quirón no existiría. Recuerdo una de sus mejores lecciones de vida acerca del dinero: Si quieres abundancia, ve a los lugares donde está la abundancia. Esto me lo explicó mientras cenábamos en “Bellini”, un lindo restaurante giratorio ubicado en el piso 45 del WTC. Esa vez ella me invitó, porque yo no podía pagarlo todavía.

Una consecuencia lógica de esto es aprender a disfrutar de todo y no apegarse a nada. Si hoy ceno en un exclusivo restaurante, lo disfruto. Si al día siguiente me preparo un sándwich de jamón en mi cocina, igualmente lo disfruto. Mi abuelita Elvira diría: Sé agradecido.

La abundancia posee sus propias reglas donde una de las más fundamentales es ésta:

Si sólo doy, me vacío. Si sólo tomo, me bloqueo. Los budistas lo expresan plásticamente con sus manos: La derecha da, la izquierda recibe; ambas deben estar abiertas para que circule la abundancia; cierra una de ellas y el flujo se interrumpe. La abundancia teje una festiva danza entre dar y recibir.

Imagínate a ti mismo(a) como una magnífica y bella copa traslúcida llenándote de la abundancia que te mereces, hasta que te colmas en plenitud y la empiezas a derramar hacia los demás y para todos lados; donde al dar, recibes; y al recibir, das.

Jesús Piña
Invierte en tu vida
INICIO :)


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *