“…Y cuando más triste y solo se encontraba, Aladino frotó la lámpara que tenía entre sus manos,
apareciéndose un genio que le dijo con voz potente: ‘Tus deseos son órdenes…”
¿Cuáles son tus deseos? ¿Por qué algunos se realizan y otros se frustran?
¿Realmente existe una lámpara? ¿Y el genio?…
Detente un momento y respóndete:
¿Cuáles son los deseos más profundos de tu alma?
Uno de los míos es llegar a la televisión y difundir mi mensaje: “Invierte en tu Vida”.
Aunque el MAYOR de todos mis deseos –el más amoroso y trascendente para mí–
es permanecer lo más posible en el mundo acompañando a mi hija en su proceso de convertirse en mujer,
en otras palabras: ¡que tenga papá para rato!
La facultad que te permite responder a todo esto es la RAZÓN.
Imagínate a la razón como el conductor de la carreta de tu vida; es un excelente conductor,
pero ¡ojo! Es sólo un empleado, no el dueño de la carreta.
¿Y quién es el dueño? Tu alma.
Volviendo a la razón, ese conductor necesita manifestarse y lo lleva a cabo así:
Primero Piensa
Después Habla
Y entonces Actúa
¿Te das cuenta? Eres lo que piensas.
Así que si piensas negativamente todo el tiempo, sólo puedes atraer situaciones negativas.
¿Y los pensamientos positivos? Atraerán situaciones positivas… siempre y cuando…
No basta que tus pensamientos sean positivos, requieren la fuerza de tus emociones;
-que en la metáfora de la carreta están representadas por los caballos-.
¿Puedes verlo? Desear que te vaya bien, sin sentirte bien,
es como si el conductor quisiera mover él solo la carreta y los caballos: ¡No podrá!
¿Quieres que tu deseo se cumpla?
Piénsalo… siéntelo… conviértelo en una frase de poder… y entonces será.
¿Así de fácil? No, no lo es.
En el cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones, Alí descubre la fórmula mágica para abrir las puertas de la cueva
donde los ladrones esconden sus tesoros, mientras los espía.
Una fuerza más grande que él lo arrastró a ese instante clave para escuchar el célebre “Ábrete Sésamo”.
Esa fuerza mayor es su familia, sus ancestros, su historia, y todo lo que pueda caber en esa expresión tan genial e inasible de Freud:
El inconsciente.
¡Ábrete Sésamo! Es la frase que destapa las puertas a los tesoros ocultos de tu inconsciente.
Pero si no ingresas con cuidado puedes acabar como Casim, –el hermano de Alí Babá–, quien olvidó las palabras mágicas para salir de la cueva, llegaron los ladrones, lo descubrieron y lo mataron.
¿Quieres que tus deseos se cumplan?
Introdúcete a las profundidades de tu cueva, –a la que prefiero nombrarle como lo hace Teresa de Ávila, tu castillo interior,–
y toma sólo los tesoros que necesitas.
Casim cayó en la avaricia y falleció.
Alí sólo tomaba lo necesario para cada ocasión, de tal modo, que siempre recibió abundancia porque se mantuvo sencillo y humilde en su riqueza…
Toma todo lo que necesitas, pero sólo lo que realmente necesitas…
PD: El sésamo es la semilla de ajonjolí: minúscula, sencilla y de un rico sabor.